La letra «h» proviene de la evolución del latín al español. En latín, la «h» sí tenía sonido y era similar al sonido de la letra «r» en palabras como «ratón», «rico» o «rueda».
Los hablantes pronunciaban la «h» con una fuerte expulsión de aire, un fenómeno conocido como «aspiración». Este detalle fonético cayó en desuso incluso en la época romana.
La «H» en Otras Lenguas Romances
El destino de la «h» no solo afectó al español. En otras lenguas romances derivadas del latín, la «h» también fue perdiendo su sonido. Por ejemplo, en italiano, su uso principal es diferenciar la ortografía de dos palabras cuya pronunciación es idéntica. Un ejemplo claro es entre «anno» (que significa «año») y «hanno» (el verbo «havere» conjugado en tercera persona del plural).
Además, en italiano, la «h» juega un papel crucial en la diferenciación de sílabas como «chi» y «ghi» (que se pronuncian «qui» y «gui») de «ci» y «gi» (que se pronuncian «tchi» y «dji»).
Diferenciación Semántica en Español
La «h» en español ayuda a diferenciar palabras que, de otro modo, se escribirían igual pero tendrían significados diferentes. Algunos ejemplos son:
- Hola (saludo) y ola (onda en el mar).
- Hecho (participio de hacer) y echo (del verbo echar).
Coherencia y Estabilidad del Idioma
La presencia de la «h» mantiene la ortografía de muchas palabras en concordancia con su origen etimológico. Esto es crucial para la estabilidad y coherencia del idioma, especialmente para aquellos que estudian lenguas romances.
Al conservar la «h» en la escritura, se respeta la historia y evolución de las palabras, lo que facilita su aprendizaje y comprensión.