En «Logan», nos encontramos con un Wolverine que está lejos de su gloria anterior. La película retrata un retrato sombrío de un futuro donde los X-Men están casi extintos, y Wolverine, una vez inmortal gracias a su habilidad de curación, ahora está en declive.
La pérdida de su capacidad de regeneración es central para la trama, y descubrimos que se debe a la intoxicación por adamantium, el mismo metal que lo hizo tan indestructible.
A lo largo de los años, el adamantium actuó silenciosamente como una toxina dentro de su cuerpo, corroyendo lentamente su habilidad de curación. Ahora, cada herida se vuelve más difícil de cicatrizar, dejando cicatrices y evidenciando su creciente fragilidad.
La jornada de Wolverine en «Logan» es una exploración de su humanidad y mortalidad. Ya no es el superhéroe invulnerable que conocíamos, sino un hombre envejecido, lidiando con los efectos secundarios de su propia existencia. Esto añade una capa emocional a su lucha, mientras enfrenta no solo a enemigos externos, sino también su propia condición interna.
